Dos activistas de Greenpeace que expusieron el fraude de la carne de ballena en Japón, Junichi Sato y Toru Suzuki, fueron arrestados bajo el cargo de un supuesto robo de carne de ballena que ellos mismos habían entregado a la policía como evidencia.
Pídele al gobierno japonés que libere a los activistas
Esta es una reacción violenta. Nosotros revelamos un escándalo que involucraba a fuerzas poderosas en el gobierno japonés que se beneficiaban de la caza ballenera y no es de sorprender que ellos nos contraataquen.
Lo que sorprende es que estos activistas, que son inocentes de todos los cargos, fueron arrestados por devolver la carne de ballena que fue robada a los contribuyentes japoneses. Hasta ahora, estos son los únicos arrestos que se han llevado a cabo en la investigación del fiscal público en Tokio con relación al fraude que documentamos sobre los millones de yenes en carne de ballena.
Esta no es una acción policial, sino una táctica de intimidación llevada a cabo por las agencias de gobierno responsables de la caza de ballenas, y el tipo de acoso a los denunciantes que la sociedad moderna no puede permitir. La primera noticia que el arresto era inminente vino de las estaciones de televisión japonesas. Alguien filtró la información para asegurarse imágenes de los activistas de Greenpeace aparecieran esposados en los noticieros de Japón.
Más de 40 policías allanaron nuestras oficinas y las casas de los activistas, y pasaron 10 horas incautando celulares, documentos y computadores, a pesar de que habíamos documentado cada paso de como obtuvimos la carne de ballena, entregamos un expediente completo junto con la evidencia y nos pusimos a disposición de la policía para ayudar con la investigación en todo momento. Una simple llamada telefónica habría llevado a Junichi y Toru a la estación de policía. En vez de eso, el gobierno hizo un espectáculo público al cerrar Greenpeace.
No dejes que Japón se calle la verdad. Demanda la liberación de Junichi y Toru y pide también por el término del programa de caza de ballenas en Japón. La corrupción de algunos burócratas que se benefician de la caza de ballenas no debe ser una excusa para acosar a quienes lo han expuesto. La vergüenza nacional e internacional producida por este escándalo, provocado por las agencias japonesas responsables de la caza ballenera, es una razón más para que Japón detenga este engaño científico del programa ballenero en el Océano Austral para siempre
Por favor, actúa ahora y envía este mensaje a tus amigos.
Pídele al gobierno japonés que libere a los activistas
Esta es una reacción violenta. Nosotros revelamos un escándalo que involucraba a fuerzas poderosas en el gobierno japonés que se beneficiaban de la caza ballenera y no es de sorprender que ellos nos contraataquen.
Lo que sorprende es que estos activistas, que son inocentes de todos los cargos, fueron arrestados por devolver la carne de ballena que fue robada a los contribuyentes japoneses. Hasta ahora, estos son los únicos arrestos que se han llevado a cabo en la investigación del fiscal público en Tokio con relación al fraude que documentamos sobre los millones de yenes en carne de ballena.
Esta no es una acción policial, sino una táctica de intimidación llevada a cabo por las agencias de gobierno responsables de la caza de ballenas, y el tipo de acoso a los denunciantes que la sociedad moderna no puede permitir. La primera noticia que el arresto era inminente vino de las estaciones de televisión japonesas. Alguien filtró la información para asegurarse imágenes de los activistas de Greenpeace aparecieran esposados en los noticieros de Japón.
Más de 40 policías allanaron nuestras oficinas y las casas de los activistas, y pasaron 10 horas incautando celulares, documentos y computadores, a pesar de que habíamos documentado cada paso de como obtuvimos la carne de ballena, entregamos un expediente completo junto con la evidencia y nos pusimos a disposición de la policía para ayudar con la investigación en todo momento. Una simple llamada telefónica habría llevado a Junichi y Toru a la estación de policía. En vez de eso, el gobierno hizo un espectáculo público al cerrar Greenpeace.
No dejes que Japón se calle la verdad. Demanda la liberación de Junichi y Toru y pide también por el término del programa de caza de ballenas en Japón. La corrupción de algunos burócratas que se benefician de la caza de ballenas no debe ser una excusa para acosar a quienes lo han expuesto. La vergüenza nacional e internacional producida por este escándalo, provocado por las agencias japonesas responsables de la caza ballenera, es una razón más para que Japón detenga este engaño científico del programa ballenero en el Océano Austral para siempre
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